viernes, 14 de febrero de 2014

La Comala española

Reseña sobre Intemperie de Jesús Carrasco

Jesús Carrasco


Esta novela, editada por Círculo de Lectores en Barcelona, el año 2013 –el mismo año de su primera edición en la editora, también barcelonesa, Seix Barral– es obra de Jesús Carrasco, un joven escritor que nació en Olivenza, pueblo de Badajoz fronterizo con Portugal.

En Jesús Carrasco y su universo literario no podemos entrar con mayor profundidad que la que nos permite el análisis de su primera novela publicada, Intemperie, que ha sido galardonada por el Gremio de Libreros de Madrid como el Libro del Año 2013. En su obra, encontramos un gran interés por dignificar lo rural, porque, como el mismo apunta: “Se nos olvida muchas veces que España es mucho más que Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Ves el telediario, donde los reporteros cogen a la gente debajo de la redacción, y parece que España es la calle de O’Donnell de Madrid. Pues no: hay gente que vive de otra manera. Pero desde el desarrollismo de los cincuenta y sesenta, el foco de los medios está en las ciudades y parece que lo demás no existe”. En su primera obra, nos muestra una prosa rica y tradicional para desarrollar algunos de los grandes temas de la literatura universal, por lo que él mismo se define como “escritor antiguo”, no en el sentido formal, sino en el temático, por el interés que le suscitan los temas de peso humano. Temas que tienden a ser milenarios, que vienen de las literaturas más antiguas, que aún hoy nos continúan interesando, y que Carrasco es capaz de entrelazar con una voz a la par clásica y moderna. A pesar de todo ello no puede dejar de sorprendernos que la “ópera prima” de un autor consiga tanto éxito y que, incluso, antes de editarse aquí, su país, hasta trece editores extranjeros se fijen en ella. En este análisis intentaremos vislumbrar si ello se corresponde a una estrategia de marketing editorial o si de veras nos encontramos frente a la novela del año 2013.

Intemperie

En la obra de Jesús Carrasco encontramos una entrañable historia que forma parte de la ya larga tradición de novelas de aprendizaje o iniciación, en las que un joven emprende un viaje que simboliza la transición a la edad adulta. Novelas que van desde el anónimo Lazarillo hasta El guardián entre el centeno de J. D. Salinger.

La novela comienza “in actio” en un mundo cerrado, sin nombres ni fechas, que acabamos situando en la primera mitad del siglo pasado, con las divagaciones de un niño que, con un morral medio vacío de alimentos, emprende un viaje que estará marcado por el hambre, la sed y el instinto de supervivencia, a través de un país castigado por la sequía y gobernado por la violencia. En ese mundo al que nos hace viajar Jesús Carrasco parece no existir ni la autoridad ni la justicia. Es un mundo donde gobierna la «ley del llano», que es la no ley o la supervivencia del más fuerte. 

El discurso de la novela se organiza a través de personajes arquetipos de los cuales destacan el niño como protagonista, el cabrero o el alguacil como antagonista. En este último, encontramos a  un malvado prototípico, de los que abundan en los cuentos infantiles, que intentará atrapar al protagonista por todos los medios; en él se hiperboliza la crueldad y la injusticia. Con esta idea el autor construye un relato duro, salpicado de momentos de gran lirismo, sobre todo gracias a la precisión de las palabras en las que se refleja su relación con la naturaleza; una naturaleza que siempre acompaña a los personajes, en ocasiones sirviendo de apoyo y otras veces ofreciendo su cara más desoladora. Este entorno infinito se convierte en un laberinto existencial y nos dejará a lo largo de la novela una sensación de vacío y de intensa sequedad. Intemperie nos relata así un viaje que es una verdadera calamidad e incluso el muchacho alcanza a pensar que «el infierno que le esperaba al final de sus días no debía ser muy diferente del sufrimiento en que vivía».

La capacidad lírica y el sorprendente vocabulario de Jesús Carrasco han hecho que se le compare con el Miguel Delibes en Los santos inocentes (1981), sin embargo, a mi parecer, el llano desolador que nos plantea el autor está mucho más próximo a Juan Rulfo. El ambiente caldeado sin ningún lugar donde guarecerse nos transporta a El llano en llamas, de Rulfo, y la imagen del pueblo fantasmal nos transporta a una nueva Comala de Pedro Páramo (1955), que, del mismo modo que la primera, parece existir en mitad de la nada. Del igual manera que nos remite a Rulfo, nos evoca la atmósfera de los grandes westerns cinematográficos –especialmente John Ford–, con sus historias de violencia y redención en las que hombre y paisaje se funden en una misma realidad. Esta honda percepción del paisaje, además, se efectúa con tal precisión léxica y con tal detallismo que tendremos la sensación de estar redescubriendo nuestro propio lenguaje, donde cada objeto del mundo se refiere con su palabra exacta.

Jesús Carrasco nos ofrece con Intemperie una novela muy entretenida y fácil de leer, a pesar de la dureza de la historia. Si bien es cierto que en ocasiones las extensas y minuciosas descripciones se nos pueden hacer pesadas, ello se compensa con la tensión narrativa que se mantiene durante toda la trama y por la riqueza y precisión de un lenguaje que nos transporta al universo rural del autor.

A pesar de que los personajes se construyan arquetípicamente –o tal vez por ello–, consigue hacernos cómplices de los protagonistas –el viejo cabrero, rudo y silencioso, acaba convirtiéndose en un ser entrañable– y que empaticemos con el niño prácticamente desde el primer momento, gracias a la introspección en las emociones y sentimientos de su personaje. No obstante, a muchos ha extrañado el hecho de que un escritor consiga el Premio a Libro del Año 2013 en su primera novela publicada y no son pocos lo que tachan de "amañados" este tipo de concursos alegando que la industria editorial española está buscando un nuevo "ídolo" de masas capaz de vender grandes cantidades libros.

En definitiva, bajo mi punto de vista, sea o no una estrategia de marketing editorial, encontramos una buena novela que inicia la carrera de un autor que, esperamos, tiene aún mucho talento por demostrar.

Germán García Martorell



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